martes, 17 de mayo de 2016

Seattle

Tu ausencia se presenta
en cualquier recodo del día.
Hay veces que desapareces durante la vida de una estrella
y otras te presentas incluso en el polvo que muestra la luz del día.
Hoy, Seattle ha sido tu asiento
y sé que me miras
mientras trato de concentrarme
y no sentir miedo a que quieras abrazarme
y se apodere de mí tu frío.
Puedo dibujar cada una de las arrugas de tu rostro,
y contar las pecas de tus manos
pero no grabar en mis oídos el sonido de tu voz.

El invierno ha durado demasiado;
dos estaciones, al menos,
de gris y agua.
Y ahora el sol me quema
y tú me miras
y yo tengo miedo
a no poder recordarme en tus ojos.

No hay comentarios: