viernes, 17 de julio de 2009

MADRUGADAS DILUIDAS

No sé si es el mundo el que se equivoca
o yo la que no consigo hacerme a su medida.

Sumida en la desolación
de un alma que no responde,
soportando el desgarro
de las vidas, de las muertes
que a mi espalda agotan,
derrotada por el tiempo y el hado,
destruida bajo una máscara
de sonrisas que no conozco,
sepultada en silencio y llanto
escribo estas palabras.